Muchas personas que consumen creen que lo hacen por una decisión personal y que controlan la situación, pero la realidad es que la adicción, más allá de la voluntad, es una problema que escapa, en gran medida, a su control, generándoles problemas, personales, laborales y relacionales.
Es difícil percibir la propia adicción, aunque sea evidente –quienes lo suelen ver más claro son los familiares-, puesto que la persona tiende a negar o cuando reconoce cierto problema lo minimiza y esto dificulta en gran medida el poder darse cuenta de lo que ocurre.
La adicción no sólo afecta a la persona que consume, sino que también a su familia, que en muchos casos no saben qué hacer y cómo afrontar esta situación. Por ello una adecuada intervención debe incluir también el apoyo a los familiares que sufren las consecuencias.